DESTINOS
El pueblo secreto con una reserva natural y senderos hermosos
Un rincón de Entre Ríos donde la biodiversidad, la memoria rural y el monte nativo se cruzan en caminos tranquilos, lejos del ruido urbano.
En Entre Ríos hay pueblos que no hacen ruido, pero tienen lo justo: Cerrito es uno de ellos. Sin alardes, sin postales forzadas, el lugar se abre paso entre caminos rurales y perfiles bajos. No hace falta que lo vendan como un paraíso perdido, sino que se destaca en Argentina con tan solo su monte, sus aves y su historia.
Su tamaño no dice mucho, pero la cantidad de cosas que guarda sí. Cerrito empezó a tomar forma a fines del siglo XIX, en medio de planes de colonización agrícola. Lo que era campo se volvió colonia. Con los años, creció sin apuro, con la lógica de los pueblos que primero miran el cielo y después el reloj.
Hoy, entre la quietud de sus calles y la espesura de su reserva natural, Cerrito funciona como un paréntesis entre el cemento de las ciudades. Un lugar donde el aire huele distinto, el silencio tiene volumen, y la historia no se exhibe, se respira.