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TURISMO OVNI

Laguna del Pescado, paraje misterioso

Este paraje rural encierra decenas de historias relacionadas con ovnis desde la década del 90, cuando la prensa logró captar misteriosas luces en el firmamento.

Jueves 30 de abril | Los pobladores llegaron a naturalizar estos extraños episodios que según los testimonios se siguen dando cíclicamente, en especial sobre la enigmática laguna homónima, fuente laboral de pescadores de la zona.


El auge de la difusión periodística del fenómeno ocurrió a partir de julio de 1991 —si bien los relatos de avistamientos en la zona datan de décadas antes—, cuando el canal de cable de Victoria tomó imágenes de las luces desde la estancia La Pepita —ahora La Paloma—, de Beatriz Gonzálvez de Basaldúa. Fue justamente su mucama Norma quien le hizo notar que cada noche alrededor de las 21 se producía el suceso lumínico.


Repercusión. Pronto la filmación se reprodujo en la TV nacional y trascendió a nivel internacional. Fue así como cientos de turistas, periodistas y estudiosos del tema se acercaron para constatar las versiones.


Por ese entonces también se registraron en campos de la zona las famosas huellas de pasto quemado en forma circular, la mayoría de las veces cercanas a piletas de natación o tanques australianos que —según sus propietarios— aparecían vacíos de la noche a la mañana.


Muchos aseguran haber visto que las movedizas luces de colores entraban y salían de la Laguna del Pescador.


“En el 91, con todo lo que estaba pasando y que se daba cada vez más, yo pensé que iba a terminar en algo”, expresó Basaldúa, cuya estancia por esos días se transformó en una especie de centro de estudios del fenómeno ovni y a la vez un paseo turístico para los curiosos.


Recorrida. María Angélica Brassesco —oriunda de estos lares— y Hugo Ezpeleta, ex director de una escuela del distrito sirvieron de guías por los estrechos caminos del paraje.


“Allí, sobre aquel ombú, aparecían las luces rojas”, señaló la mujer desde el místico cerro donde su madre erigió un santuario a Santa Rita, el cual está sembrado de pequeñas placas depositadas por los devotos que lo visitan. Desde allí se puede apreciar el paraje, su topografía, la vegetación que reúne toda la gama de los verdes, la fauna autóctona, caracterizada por gran variedad de aves y la extensa laguna.


Seguramente el patrimonio arquitectónico y espiritual más importante son las dos capillas levantadas en honor a Nuestra Señora de la Guardia y en donde además se venera a Santa Rosa, patrona espiritual de los criollos de estos pagos.


El primer templo fundado en 1899 por inmigrantes italianos conserva intacta su estructura, aunque su capacidad no bastó para contener a los numerosos fieles que asistían cuando la población supo alcanzar los quinientos habitantes.


Fue así como en 1942 se inauguró una nueva capilla, contigua a la anterior, construida con fondos estatales y donaciones de los vecinos, especialmente José Reggiardo y su esposa Palmira, padres de José Alberto Antonio, el solitario millonario que murió en 1998 en un accidente aéreo cerca de Paraná.
Su herencia motiva uno de los juicios más famosos de Entre Ríos no sólo por el oneroso patrimonio en juego sino por los novelescos detalles del caso, que entre sus protagonistas tiene al hijo no reconocido —confirmado por estudios de ADN— y a la supuesta hija reconocida que apareció de la nada acreditando una partida de nacimiento, cuya autenticidad se debate en tribunales.


Los lugareños recuerdan las excentricidades del empresario, que solía realizar sus diligencias en helicóptero y gustaba viajar a desayunar en Buenos Aires a bordo de su avión, ése que tanto atemorizaba a quienes transitaban los caminos vecinales cuando “Beto” —según lo apodaban— hacía vuelos rasantes.


Romerías. Desde sus inicios, la celebración más importante es el día de la Virgen de la Guardia, el 29 de agosto. Los festejos alusivos de antaño de los que aún se conservan algunas tradiciones, consistían en una procesión, picnic, carreras cuadreras y juegos como ruleta y cédulas, entre otras actividades.
“Hay recuerdos lindos de estas romerías y otros de tinte humorístico, como el de una pelea entre unos pasados de copas que terminaron corriendo al cura y hasta le cortaron la sotana”, evocó Ezpeleta.


Exodo. Por estos días esta comunidad no supera los 100 habitantes. Quedan los peones de grandes estancias que conforman el distrito y los miembros más antiguos de algunas familias originarias, que viven de su pequeña producción de quesos, leche, lana, huevos y pollos.


“El éxodo comenzó hace varios años, cuando los más jóvenes se fueron a trabajar principalmente a industrias de Santa Fe y Buenos Aires. Sólo queda gente grande y un indicativo es el cierre de la Escuela Nº 27 por falta de alumnos y la drástica disminución de la matrícula en la Nº 31, que supo tener más de 50 chicos”, comentó Ezpeleta, quien dirigió este último establecimiento entre 1967 y 1991.


Para el maestro, que hoy está al frente de la Escuela Nº 13 del paraje cercano de Rincón de Nogoyá, “Laguna del Pescado tendrá un resurgimiento con el advenimiento del futuro complejo termal —que funcionará en un predio ubicado a mitad de camino entre Victoria y esta población— y esto ya se está evidenciando con la construcción de algunas cabañas turísticas en la zona”, auguró.