DESDE 1908
Lugares con historia en San José
Licores Bard es una tradicional licorería de más de 100 años que, hasta el día de hoy, respeta el proceso de producción del año 1908, cuando fue fundada.
Esta bebida, que ya es un sello característico de San José, fue el resultado del trabajo de los hermanos Bard: Lino, Miguel y Cristóbal. Ayudados por el farmacéutico Juan Bard, desarrollaron diferentes fórmulas hasta encontrar la que aportó el sabor tan ansiado.
Los licores tuvieron mucho éxito en la zona y también en ciudades más lejanas, a dónde llegaban por el traslado de los viajeros y visitantes. Cuando arrancaron con esta hermosa actividad, se realizaban 20 variedades de sabores. Cañas, licores, aperitivos y refrescos, cada uno con su respectiva etiqueta.
El paso del tiempo hizo que sólo Lino continuará con este proyecto familiar, hasta su fallecimiento en 1957. A partir de allí, su hijo Lino Francisco fue quién continuó con esta tarea hasta 1982.
La producción se detuvo por algunos años, hasta que luego fue retomada por Lino Luis y Olga Elisa Bard. Ésta última continúa con esta tradición hasta la actualidad, respetando todo el proceso que le enseñaron sus abuelos y produciendo licores a base de yatay, naranja y miel de eucaliptos.
Estas bebidas son elaboradas artesanalmente, utilizando los mismos utensilios y siguiendo los mismos pasos que en la época de antaño: grandes ollas de fundición, una espumadera del siglo XIX, una antigua encorchadora, la maceración de la fruta, el fuego siempre a leña, las más de 10 horas de cocción del almíbar (el primer paso en este proceso, que según dicen, asegura que la magia no se pierda).
Además de su carácter totalmente artesanal, se destacan por ser naturales: no contienen esencias, ni conservantes, así como tampoco colorantes. Su color, el aroma y el sabor tan particular que ostentan, provienen exclusivamente de la fruta o de la miel, que son adquiridas a productores de la zona para asegurar que no estén contaminadas por agroquímicos.
Un lugar que vale la pena conocer, una historia que vale la pena escuchar y que no se termina: su dueña asegura que hay una cuarta generación en marcha que ya siente la pasión y el amor que la licorería ha despertado siempre en esta tradicional familia.
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