La ciudad argentina se ve beneficiada por el éxodo de uruguayos y quiere transformar las compras minoristas en estadías más largas.
Cualquier persona en Uruguay ya ha escuchado hablar de la diferencia cambiaria con Argentina, la brecha de precios que existe entre ambos países y el efecto que esto tiene en la economía local, sobre todo por el éxodo y el desvío de consumo que se observa de forma habitual. Sin embargo, el efecto es contrario del otro lado de la frontera: el mayor flujo turístico y de consumo en las ciudades del litoral argentino contribuyen a impulsar sus economías y, frente a la temporada de verano próxima, ya se preparan para recibir a los uruguayos.
El Ministerio de Turismo local trabaja activamente para atraer visitantes extranjeros con medidas tales como la exención del IVA en determinados rubros durante la temporada; pero también se enfoca en retener a los turistas uruguayos, promoviendo los destinos internos.
Sin embargo, para este último público tiene una competencia directa: las distintas oficinas de las ciudades de frontera de Entre Ríos, que ya ven como, semana a semana, los autos con patente de Uruguay “cruzan el charco”. Y pretenden que, durante el verano, la situación continúe e, incluso, puedan recibir todavía más uruguayos.